jueves, 29 de noviembre de 2012

Quien nueces quiere comer...

...las cáscaras ha de romper

Y, aunque un libro es algo mucho más sabroso que una nuez, es cierto que ante determinados títulos una se desalienta si en las primeras, digamos, cincuenta páginas no siente ese "tirón especial" que hace de algunas obras más una droga que un manjar. Hace que entren ganas de saltarse un par de capítulos para ver si las cosas van a ponerse algo más interesantes o si sería más prudente empezar otro libro e irlos alternando para hacer la espera más llevadera.
Al encontrarnos ante La Regenta podemos experimentar cierto nivel de desasosiego en vista del lento desarrollo de los acontecimientos. Así las cosas, una pequeña fábula de Félix María de Samaniego serviría para recordarnos (con palabras menos burdas que las que usa Calixto en La Celestina) que "el que quiere comer pechuga..." Y hasta aquí puedo leer.



Subió una mona a un nogal

y cogiendo una nuez verde
en la cáscara la muerde.
Como le supo muy mal, 
arrojola el animal
y se quedo sin comer.
Así suele suceder
a quien su empresa abandona 
porque halla como la mona
un principio que vencer.


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