Casi cualquier amante de los coches reconocería que Alfa Romeo no necesita publicidad. Son coches hermosos, de líneas elegantes y feroces a un tiempo, que irradian poder y control incluso estando aparcados. No puedes evitar mirarlos y, si te gustan verdaderamente los coches, no puedes evitar desearlos. Si esta casa tiene un problema, es su triste tendencia a devaluarse en cuanto los sacas del concesionario.
Así que no es muy frecuente ver un anuncio de Alfa en la televisión. Son coches de alta gama que no llegan a los precios prohibitivos de otras marcas, como BMV o Mercedes, pero que ofrecen la gran mayoría de sus prestaciones salvo, quizás, el prestigio social que acompaña a éstas últimas. Pero eso no importa, ya que si tienes un Alfa posiblemente prefieras el placer de ver ese característico morro ante ti a que la gente te mire especulando sobre tu bonanza económica.
No obstante, en Alfa les gusta recordarnos que siguen ahí y que, de vez en cuando, rescatan antiguos modelos del baúl de los recuerdos y convierten los dulces clásicos en nuevas fieras de deslumbrante belleza. Los italianos son así.
Aquí tenemos al clásico Alfa Giulietta reinventado. Y Julieta ya no es la lánguida damisela que solía ser, ahora nos encontramos con que la imagen que Alfa ha asignado a su línea menos diversificada es nada más y nada menos que Umma Thrumman, una mujer que desprende a raudales ese aire de mujer sensual con la que no querrías tener problemas. Femenina, pero peligrosa. Ella presta su voz, pero es el coche el que nos habla describiéndose a sí mismo a la perfección: la belleza y la tecnología fusionadas de un modo tan sublime que sólo puede estar hecho de sueños. Concluye con una frase que se ha hecho tan famosa que es automáticamente asociada no solo a Alfa, sino al modelo Giulietta en particular: "Sin el corazón, solo seríamos máquinas".
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